Nota de Julian en revista VIVA
- comunidadserranista
- 4 nov 2014
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Cuando hace unos meses el telón del Gran Rex se cerró por última vez, tras un bis en el que los aplausos y gritos de miles de adolescentes apenas si lo dejaban pensar, Julián Serrano se abrazó con sus compañeros de elenco de “Aliados” y juntos fueron al camarín a comenzar el operativo que los sacaría del lugar evitando a los cientos de fanáticas que cortaron la avenida Corrientes para verlos de cerca. Tras dos temporadas en Telefe y una seguidilla de shows en el mítico teatro en las últimas vacaciones de invierno, los nuevos favoritos de Cris Morena ya estaban pensando en las vacaciones, Julián, en cambio, sólo tenía una cosa en la cabeza: cómo sería el próximo video que grabaría para su canal de YouTube, la plataforma que lo hizo famoso y con la que logró pasar de ser un estudiante secundario más a convertirse en el máximo ídolo adolescente en la web.
El primer contacto “Mi primer contacto con Internet fue en 2005, a los 11 años. Estábamos en quinto grado de la primaria y me enloqueció Hotmail, la posibilidad de chatear, de mandarnos emoticones… teníamos un horario en el que todos mis amigos nos conectábamos para hablar aunque nos veíamos en clase”, le contó a la revista Viva. Su romance con “la red de redes” se acentuaría dos años después, cuando conoció YouTube, la plataforma para subir y compartir videos que por ese entonces comenzaba a volverse cada vez más popular. A pesar de que en su casa en Paraná, Entre Ríos, no contaba con una buena conexión (“Teníamos un módem que eran puros ruidos”, recordó entre risas), Julián pasaba varias horas mirando clips de usuarios que se mostraban charlando, explicando como funcionan las cosas o simplemente recorriendo sus ciudades. “Desde el primer momento me atrapó. Ahí conocí a los primeros vloggers (bloggers en video) gente que se mostraba en su casa, haciendo las cosas que le gustaban. Me hice muy fan de ellos, pero no eran populares aún, tenían 1.000 seguidores como mucho. Y en 2009 me animé a subir mi primer video, así empezó todo”, contó. Esos primeros cortos, hechos con una cámara de fotos que filmaba en dudosa calidad y en los que jugaba a hacer playback de canciones del momento, comenzaron a volverse cada vez más populares, hasta que, un año más tarde, ya comenzaron a señalarlo en las calles de su ciudad como “El chico de los videos”. Hoy Julián no sólo se convirtió en uno de esos vloggers que él admiraba, sino que los superó ampliamente. Casi un millón de personas lo siguen en YouTube y algunos de sus videos fueron vistos más de seis millones de veces. El fenómeno no pasó inadvertido para Cris Morena, quizás el olfato más acertado para detectar potenciales estrellas teen, quien lo convocó en su regreso a la tv. A los 20 años, Julián representa a un nuevo tipo de celebridad, que nace en YouTube y que crece sin ayuda de los medios tradicionales, a fuerza de espontaneidad y carisma. Los vloggers o YouTubers, como también se los conoce por su plataforma principal es la red de videos de Google, se multiplican en todo el mundo y, cada uno con su sello personal, logran destacarse y tener su propio público. En los Estados Unidos, por ejemplo, tienen sus propios anuncios en revistas o la vía pública y pueden llegar a ganar 1 millón de dólares al año. En el número de agosto la revista Variety, dedicada a la industria y el negocio del espectáculo, se publicó una encuesta para conocer a las estrellas que más admiran los adolescentes entre 13 y 18 años. Para su sorpresa, los cinco primeros lugares están ocupados por Youtubers, desplazando a estrellas tradicionales como la cantante pop Katy Perry o la protagonista de “Los Juegos Del Hambre” Jennifer Lawrence. No es arriesgado afirmar que los YouTubers están redefiniendo las reglas de la fama. En los últimos 50 años la única manera de convertir a alguien en una estrella era invirtiendo gran cantidad de dinero en promocionar sus discos, sus películas o la serie de tv en la que actuaba. La fórmula no era perfecta, pero era la única que se conocía y el camino entre el talento innato y la consagración estaba tapizado de billetes. Internet cambió eso y ahora sólo se necesita una cámara y una conexión de banda ancha (o un plan de datos en el teléfono celular) para volverse famoso. Sin managers, asesores de imagen o dinero para pagar campañas de marketing, una nueva generación de celebridades se está expandiendo. En el caso de la Argentina, además, los youtubers rompieron un último tabú ya no se necesita estar en Buenos Aires. Así como Julián surgió en Paraná, y desde allí consolidó su fama hasta que tuvo que mudarse para poder grabar “Aliados”, la mayoría de los youtubers locales viven lejos del obelisco.
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